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CURSO DE CASTES ANCESTRALES DE GALICIA EN VALENCIA

Esta semana cerramos nuestro periplo por el Levante, con un seminario de Castes Ancestrales de Galicia en Valencia para una docena de sumilleres y distribuidores de la Asociación de Sumilleres de Valencia. Y lo hicimos en un ambiente “Covid-free” logrado por nuestros entrañables amigos y anfitriones María Luisa Martín, pionera en formación, y su marido Vicente también hostelero de raza.
Agrupamos los vinos por familias de variedades ancestrales: las occidentales, las orientales y las que a día de hoy aún son huérfanas de padre o madre. Una Albariño de O Condado, una Loureira de Ribeiras do Miño, una Treixadura de O Miño, dos Raposas de Barbanza, una Caíño Longo de Amandi, una Albarello de A Rúa, Una Mencía de Ribeira do Sil, una Sousón de O Condado, una Bastardo de Monterrei, una Espadeiro de O Condado, una Ratiño de O Salnés, una Pan e Carne de O Sil y una Godello de O Barco de Valdeorras.
Algunos de estos vinos no están amparados en ningún C.R. y sus uvas ni contempladas en los reglamentos; podemos disfrutarlas gracias al esfuerzo y perseverancia de pequeños productores o del trabajo de I+D+I de bodegas. Aplaudimos su esfuerzo por preservar estas variedades, que son patrimonio de todos, y agradecemos enormemente poder disponer de estos vinos.
Siendo conscientes y agradecidos por este enorme esfuerzo que particulares y empresas acometen, también somos firmes defensores de las Denominaciones de Origen y de sus órganos de control. Ellos representan la colectividad, velan por el rigor, hacen un esfuerzo enorme en la promoción y son los que nos han traído hasta estas cotas de Calidad y Reconocimiento de los vinos de Galicia, que no se han vivido hasta ahora en sus más de 2.000 años de histórica tradición vitivinícola.
Apostamos de forma inequívoca por el bien colectivo sin caer en modas o papanatismos de proyectos individuales que muchas veces solo se deben a espurios intereses mesiánicos y con una visión dogmática del vino, no de colectividad ni de territorio.
Estamos algo fatigados de los iluminados, de sus vinos irrepetibles e impredecibles colmados de defectos, de sus quejas constantes y de los groupies que solo saben despotricar de todo lo que no toca su gurú de turno. Las regiones vitivinícolas son y serán siempre un patrimonio logrado por el colectivo y los mejores “hacedores” de vino, sólo agentes de paso en una carrera de testigos milenaria.
Cuando ninguno de nosotros estemos aquí, clima, suelo, uva y cultura seguirán definiendo los vinos de Galicia más allá de las modas pasajeras.

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