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RECORRIDO POR CAMPANIA: VINO DE FALERNO Y POMPEYA

Todos los años tenemos visitas obligadas a países productores vecinos. Son historia del vino y nos interesa conocerlos lo mejor posible para entender el pasado, el presente y, quizás, ayudarnos a descifrar el futuro.
Ayer comenzamos nuestro viaje anual por Italia, recorriendo la región de Campania en dos puntos clave de la historia del vino: Monte Massico y Pompeya.
El primero es el origen del que podemos considerar, el primer vino donde el concepto terroir alcanzó su máxima expresión: el vino de Falerno.
De lejos fue el vino preferido por las clases más pudientes del Imperio Romano entre los siglos II a.n.e. y III n.e., medio milenio de moda, casi nada. Según las típicas fuentes clásicas (Columela y Plinio El Viejo), era un vino blanco añejo producido a partir de la famosa uva “Aminea”, considerada hoy (no sin cierto escepticismo) como la matriarca de muchas variedades actuales.
El vino de Falerno era famoso por su elevada calidad, procedente de tres factores importantes: sus viñas con alta insolación de las laderas y valles del Monte Massico, la vendimia tardía con concentración de azúcares y su enranciamiento en vasijas durante años o décadas. Estas condiciones aumentaban el grado alcohólico del vino considerablemente, llegando a ser descrito como “el único que se enciende al aplicar llama”. Quizás esto último fue una hipérbole de Plinio El Viejo, ya que en condiciones normales, una solución hidroalcohólica necesitará unos 30-40° de etanol para prender. En cualquier caso, supuso el primer vino de terroir donde clima, suelo, uva y cultura se aunaron para dar lugar a algo único y reconocido.
En el caso de Pompeya nos interesaba volver y conocer los hábitos de consumo y comercio local, por lo que recorrimos y visitamos varios de los thermopolium, tabernae vinarie, popinae, gurgustium… Incluido el recientemente descubierto Thermopolium Regio V, cuyos restos arqueológicos son de los más completos encontrados hasta la fecha incluyendo restos de comida, huesos animales e increíbles mosaicos de la época (año 79).
En otra ocasión hablaremos de los hábitos de consumo de vinos y alimentos en las “urbs” romanas.

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