Muchas veces se hacen cambios y recortes a la ligera, bajo una premisa de contención de gastos ante la incertidumbre; más basado en la esperanza de capear el temporal que como resultado de un pormenorizado análisis de retos a medio y largo plazo.

A veces las medidas tomadas son las correctas, pero si se implementan antes o después de lo debido, suelen ser inocuas. El sector tiene grandes oportunidades, pero mayores son los retos.

Una de las grandes inversiones que las bodegas deben acometer de forma anual es la participación en concursos del vino. Este sector también adolece de una sobre oferta y son pocos los que brindan oportunidades estratégicas a las bodegas participantes.

El Concours Mondial de Bruxelles es uno de los concursos de vino que más prestigio ha acumulado y mantenido en las últimas décadas. Sus innovaciones son constantes y su obsesión por atraer el máximo talento es envidiable. Su panel de catadores ofrece importadores de decenas de países de 6 continentes, periodistas de renombre, sumilleres internacionales y prestigiosos enólogos. Su hoja de servicios va mucho más allá del concurso, haciendo que miles de bodegas de todo el mundo participen en las distintas ediciones anuales.

Formar parte de esa élite de catadores es un privilegio que hay que ganarse cada año. Tengo la gran fortuna de ser uno de ellos desde 2019, añadiendo además la responsabilidad que supone ser presidente de mesa en 4 ediciones.

Un año más, nos han comunicado que cuentan con nosotros para conformar este prestigioso e internacional panel de cata, así que en unos meses tocará desplazarse a la región china de Ningxia para poner el acento gallego en esta concentración de talento internacional.