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LUIS Y ALEJANDRO PAADÍN EN ISRAEL

12187897_985435024847146_2383536660345959529_nPRIMERA JORNADA EN ISRAEL

La gastronomía hebrea y sus vinos van de la mano en nuestra primera cena en Israel. Falafel, humus, sopa de patata, calabaza, aceitunas, baba ganoush, costillar de vaca… y por supuesto postres sin derivados lácteos. A su vez, establecimos un primer contacto con vinos de Galilea y Shomron: Chardonnay, Viognier, Cabernet Sauvignon, Merlot… y, como no podía ser de otro modo, vino Kosher.

Algunos de los vinos de Galilea nos sorprendieron gratamente por su frescura y fructosidad bien acompañada de sutiles trabajos de barrica.

SEGUNDA JORNADA EN ISRAEL

Tras catar más de 70 vinos de Israel, empezamos a hacernos una idea de12186551_986175014773147_6170366278547157099_o su tipología y diversidad. Fuera de la región, los blancos checos nos sorprendieron muy gratamente (cotizamos altamente la frescura).

Asimismo hemos podido disfrutar de buenas cervezas, imprescindibles tras las largas catas de vinos. Tanto es así que podemos hacer nuestra la expresión tan socorrida entre los catadores profesionales: “me gustas más que el primer sorbo de cerveza después de una cata de vino”.

TERCERA JORNADA EN ISRAEL

11168026_986516701405645_1448529723014111664_nJunto a los de las dos jornadas anteriores, ya sumamos más de 120 vinos del país anfitrión. Nos ratificamos en la calidad de los procedentes de Galilea, incorporamos alguno de Jerusalén y nos rendimos, como no podía ser de otra manera, ante la frescura de los procedentes de los Altos del Golán.

Por la tarde sesión de destilados, destacable un vodka de patata macerado con chile, que tal y como suena parece una “guarrindongada”, pero que nos pareció un destilado con numerosas posibilidades en los combinados que tan de moda están. Para terminar la sesión, y ya con la boca medio anestesiada, disfrutamos de una poderosa absenta (68º a la sombra) como dos bohemios en una guardilla del París de la Belle Époque.

CUARTA JORNADA EN ISRAEL

Terminadas las sesiones de cata, visita a la bode12243063_986517101405605_6364094553692952915_nga Vitkin de la región de Shomron. Recientemente convertida a bodega kosher, nos dio a probar algunos de sus monovarietales de los que caben destacar su Carignan de cepas viejas y un Petit Shiraz realmente interesantes.

Más tarde en el antiguo puerto de Caesarea paseamos por los restos del que antaño fue uno de los puertos más activos del Mediterráneo. Tal es la cantidad de restos arqueológicos, que las columnas corintias hacen las veces de espigón. Mientras veíamos cómo las olas mediterráneas mecían la huellas del pasado, pudimos deleitarnos con un auténtico despliegue gastronómico: Shakshuka, cholent, tabuleh, sish kebab, matbucha, hummus, labneh, mujaddara, faláfel…

Una auténtica fortuna contar en el grupo de catadores con Ivana Simjanovska, quien hizo las veces de embajadora de los vinos de Macedonia, explicándolos y dándonos a probar en distintas elaboraciones y de diferentes bodegas la uva insignia del país: Vranec. De excelente calidad el coupage de la Vranec en compañía de la uva Primitivo que elabora Philippe Cambie para la bodega Tikveš.

QUINTA JORNADA EN ISRAEL

11140343_987471717976810_4852013093809845431_nSin duda una de las más enriquecedoras del viaje. La visita por Jerusalén, cortesía del “ayuntamiento” de la ciudad, nos mostró una diversidad cultural sin parangón: judíos, musulmanes, armenios y cristianos comparten vida y espacio en el interior de las murallas en un “statu quo” quasi permanente. Los sonidos, olores y colores determinan los límites de cada barrio, haciendo que perderse por la ciudad sea un juego de lo más recreativo. Dentro del Tour no podía faltar la visita a monumentos emblemáticos como el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro, el Monte de los Olivos…

Ya de noche, cena de gala y entrega de premios a los vinos y bodegueros distinguidos. Desde nuestra posición como humildes catadores, sólo podemos agradecer el cuidado y perfecta ejecución de todo el concurso, desde la recepción en el aeropuerto, hasta el cierre de fiesta en la Cena de Gala.

Muchas gracias a Moshe Spak, por su desempeño logístico y acompañamiento en todas las jornadas. A Leonardo Castellani, por la perfecta gestión de las muestras catadas. A Sergio Correa, delegado de la OIV, por su cercanía y la pasión que compartimos por el vino. A Haim Gam, por la impecable coordinación del concurso. A los compañeros catadores internacionales, especialmente al veterano Pascual Herrera Garcia. A todos los sumilleres y personal del concurso, máximos apasionados e involucrados en todo el proceso sin perder ni un minuto la sonrisa. Y por supuesto a D. Raul Cesar Castellani, maestro de maestros con más de 600 concursos como jurado y más de 100 como director a sus espaldas, sin duda un aval que cualquiera quisiera tener en un proyecto de este tipo.

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