UN BRINDIS POR UN GRAN HOMBRE DEL VINO: “PAUL PONTALLIER”
Hace apenas un mes me llamaba mi presidenta y hada madrina Mª Isabel Mijares y en un tono claramente consternado, me comentó que le acababa de llamar Paul Pontallier para despedirse. El director gerente de Château Margaux llamaba a su querida amiga Mª Isabel para, de manera sosegada y aún con tiempo, decirle que en menos de un mes nos abandonaría.
Conocí a Paul Pontallier hace muchos años de la mano de Mª Isabel Mijares, así como a otros grandes personajes a los que ella me ha ido presentando a lo largo de unos cuantos años que le profeso veneración. Me pareció un hombre linajudo, que con su tono moderado irradiaba sosiego. Posteriormente he coincidido con él en numerosas ocasiones, siempre en torno a una copa de vino y hablando conmigo con una gran cordialidad. Recuerdo que en una cena de gala en la bodega Château Mouton Rothschild yo estaba abrumado, obnubilado por el ambiente de grandiosidad. El Sr. Pontallier, que debió de ver mi cara de asombro, se acercó a saludarme y me preguntó que cómo me encontraba. Yo le dije que estaba sobrecogido con la puesta en escena y él, poniéndome la mano en el hombro y mirando hacia el “escenario” me dijo: no te preocupes, yo también. En ese momento, yo, en la Cena de Gala en el Château Mouton Rothschild, con mi copa de champagne Grand cru en la mano izquierda y la mano izquierda de Paul Pontallier en mi hombro, me sentí un tipo importante.
Paul Pontallier, sé que sigues irradiando sosiego, allá dónde te encuentres.
Gracias, va por ti